Por Dra. Andrea Jara
Se conoce como valle de lágrimas a la zona inferior de la órbita ocular, cuyos vasos drenan por la glándula lagrimal, la misma encargada de las lagrimas, la mismísima conocida y molesta ojera.
¿Quién no se ha maquillado esa zona tratando de ocultar una mala noche de sueño, cansancio o carrete?.
Es que de total normalidad ver esa zona hendida y con tonos azulados que dan esa impresión de agote, esa cara de hombre manos de tijeras que podría pasar inadvertida como personaje zombie en The Walking Dead o ser un Cullen más de la saga Crepúsculo. Y es que además de ser un lugar donde la piel es notoriamente más delgada, su drenaje es complejo, pero lamentablemente muy necesario.
La causa de las ojeras es muy variable, desde falta de hierro, genética, a cansancio son algunas de opciones que se barajan. Es importante saber cuál de ellas es para darles el mejor tratamiento posible.
Existen variados tratamientos para combatirlas, pero no siempre funcionan y es aquí cuando los tratamientos de mínima invasión cobran real importancia ¿cuál de ellos? ÁCIDO HIALURONICO, que como vimos en la columna anterior es un implante inyectable del tipo natural y reabsorbible, el cual se encuentra en diferentes densidades y duraciones.
Su colocación en esta región anatómica, tiene mayor complejidad debido a las estructuras que ahí se encuentran, como el nervio infraorbitario, por eso ojalá el tratante elija un ácido de poca densidad y de duración media ( 8 a 12 meses) y su aplicación sea bajo anestesia local y con micro cánulas, no con aguja, ya que la primera es sin filo y va creando espacios para el ácido y la segunda (con filo) va rompiendo tejido para depositar el material, lo que puede provocar más fácilmente un hematoma o necrosis por obstrucción, al quedar apretando un vaso, teniendo un resultado no favorable, aunque reversible.
Ahora, si las ojeras además forman bolsitas ¡AUCH! lamentablemente la solución es cirugía, pero prevenirlas y aprender a cuidarlas es importante, si no, nada impide que una vez eliminadas no vuelvan a aparecer. Por tanto, es fundamental conocer las causas para dar una real solución perdurable en el tiempo.
¡Nos vemos pronto!