A lo largo de la historia, Júpiter ha cautivado a sus diferentes civilizaciones. Es el quinto planeta del Sistema Solar, el más grande y el más brillante del cielo nocturno. Si bien no se le atribuye a nadie su descubrimiento, los antiguos griegos le dieron este nombre en honor al dios Zeus.
Ya en 1610 Galileo Galilei descubrió cuatro de sus lunas más grandes: Io, Europa, Ganímedes y Calisto; mientras que en la década de los ’80, Isaac Asimov publicaba su libro “Compre Júpiter”, una publicación que reunía 24 magníficos relatos de ciencia-ficción, sobre sugestivas situaciones que van desde la evolución de la especie humana hasta las hipotéticas relaciones futuras entre seres de distintas galaxias.
Fascinación, ¡y mucha ciencia ficción! La realidad es que Juno, la sonda espacial de la NASA, no es la primera en orbitar Júpiter. En 1979 la visitó la Pioneer 10; las Voyager en 1979; la Galileo entre 1995 y 2003; y la New Horizons en 2007 en su camino a Plutón.
Hace solo unas semanas, y luego de cinco años de viaje, Juno al fin entró en órbita de Júpiter ¿Pero para qué ir de nuevo? Al parecer nunca es suficiente. La sonda pasará 20 meses explorando Júpiter, completando 37 vueltas a su alrededor.
Los científicos buscan investigar cómo se originó el planeta, su estructura interior y dilucidar la composición de su atmósfera. Por primera vez se orbitarán sus polos, lo que nos proporcionará nuevas respuestas a los misterios sobre su núcleo (si es sólido o no), y su campo magnético para así, descifrar cómo se producen sus espectaculares auroras, cuyas imágenes hemos visto circular en internet.
También nos entregará vistas de lo que hay debajo de las densas nubes del planeta. Y he aquí otro dato, la misión lleva el nombre de la diosa Juno, hermana y esposa de Júpiter, que según la mitología romana, podía ver a través de las nubes y descubrir las infidelidades de su esposo ¡Muy interesante!
Y para los más ñoños, un imperdible: En la nave viajan tres figuritas de Lego, una representa al dios romano Júpiter, otra a Juno, y la tercera a Galileo Galilei.
La misión terminará el 20 de febrero de 2018. Al igual que en una película de ciencia ficción, Juno se precipitará hacia el interior del planeta autodestruyéndose. La razón de este triste desenlace es evitar que la nave caiga en Europa, uno de los satélites naturales de Júpiter con más posibilidades de albergar vida en el Sistema Solar. Esto, luego que la sonda Galileo de la NASA descubriera lo que pareciera ser un cuerpo de agua líquida del volumen de los Grandes Lagos en América del Norte, el cual se encontraría atrapado bajo el recubrimiento de dicha luna.
Pero esta no será la última sonda que visitará el sistema joviano. La misión JUICE de la Agencia Espacial Europea (ESA) será lanzada en el 2022 para arribar en 2030, y así investigar tres de las lunas más grandes del planeta. La idea es seguir comprendiendo las peculiaridades físicas y químicas, y recopilar información que nos ayudará a reconstruir la historia del sistema solar.