Lo cierto detrás de las sales

Sal del Himalaya, sal de Pakistán. Rosada o morada ¿Son más saludables o es simple marketing? Para empezar debemos aclarar algunas cosas. La sal y el cloruro de sodio se encuentran naturalmente en los alimentos, y desde tiempos ancestrales son utilizados como conservantes y atenuantes del sabor.

Dentro de sus beneficios, al contrario de lo que se piensa, en la medida natural el sodio y el cloro contribuyen a regular la presión arterial, controlan el equilibrio de fluidos en el organismo y a mantener las condiciones apropiadas para el funcionamiento de los músculos y nervios. Además, el sodio facilita la absorción de ciertos nutrientes, como la glucosa y los aminoácidos.

En cuanto a la composición de las sales provenientes de lugares exóticos o diferentes colores debido a sus minerales, éstas poseen cloruro de sodio y el hecho de no ser refinadas se les tiende a dar una atribución casi mágica. Pero, ¿es tan así?

Según la nutricionista y escritora de la Revista Nutrición de Lima Marcia Basulto, “no existe evidencia científica que avale el uso o contraindique este tipo de sales como el Himalaya, rosada, etcétera (…) La realidad es que algunas sales poseen menos cantidad de sodio por gramo de sal, mientras que otras, más minerales”, como es el caso de la del Himalaya.

Es evidente que el mercado está enfocado a producir o buscar alimentos “no refinados” o lo “más natural posible” para mejorar ciertas enfermedades, lo que “no es malo, pero sin una base científica es poco lo que se puede hacer con estas sales”, explica Basulto (www.facebook.com/asesoriasveg).

También ocurre que muchas personas confunden o creen que al preferirlas pueden comer más sal, porque es más “sana”. Sin embargo, no es así, “se debe moderar el consumo de todas formas, y si (la persona) tiene alguna patología, asistir a una médico o nutricionista para que le indique que es lo mejor para su salud”.

Por ejemplo, en el caso de la población vegana y vegetariana, las personas que no consumen sal yodada (la típica de mesa y refinada) deben incluir algas, cochayuyo o una cucharadita de café al día para prevenir deficiencias de yodo.

Refinada o no, en nuestro país no existe un estudio específico de cuánta sal consumen al día los chilenos, pero se presume que es aproximadamente 11 g diarios, según registros mundiales. ¿Qué es lo que se recomienda? La OMS (Organización Mundial de la Salud), recomienda menos de 5 g diarios, considerando que el 10% de dicha cantidad viene en los alimentos naturalmente.

Basulto agrega: “Dado que nuestros niveles actuales de consumo de sal son elevados e innecesarios, se aconseja reducir la cantidad utilizada a 5-6 g de sal (2-2,4 g de sodio) al día”. Nuestro cuerpo tardará entre 2 a 3 meses en adaptarse a consumir la mitad de sodio de lo normalmente acostumbrado. ¿Estás dispuesto a intentarlo?

BUENA VIDA ALIMENTACION sales

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