Por Francisco Valdivieso – Médico Cirujano
Con bastante frecuencia se escucha acusar injustamente al Botox por desastres faciales en medicina estética. Comúnmente en particulares pacientes dicen “no quieren quedar así” mientras protruyen una boca de pato.
Sin ir mas lejos recuerdo durante mi juventud a mi madre conversando sobre el tema y nombrando a Dolly Parton como un ejemplo de los peligros del Botox.
Sin embargo esto es un error, generalmente las personas que sufrieron o sufren deformaciones faciales por procedimientos estéticos son por abuso de compuestos biopolimeros principalmente el aceite de silicona, que se usaban como relleno para arrugas y el Botox no es un relleno.
Para comenzar a hablar del tema, Botox es una marca de toxina botulínica, del laboratorio Allergan específicamente. Las arrugas que trata la toxina botulínica son las llamadas dinámicas, que son las arrugas producidas por contracción la de músculos de la cara. Esto lo logra de la siguiente forma, el músculo para contraerse necesita un impulso eléctrico y la toxina lo que hace es en palabras simples “cortar la corriente”, por lo tanto el músculo queda relajado y esto elimina la arruga, pero en ningún momento genera un relleno de esta.
Además en otra defensa de la toxina botulínica, esta es usada para variados tratamientos médicos que no se relacionan con la estética, problemas tales como tics, hiperidrosis, bruxismo y hasta fisuras anales.
Estoy convencido que la toxina botulínica encontrara su camino fuera de su mala fama, una fama además ganada injustamente, y más gente se atreverá a este procedimiento, que es simple y eficaz, para tratar o incluso evitar uno de los signos más comunes del envejecimiento, las arrugas.
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